Siempre he pensado que las encuestas son un instrumento valioso para el trabajo político y social, también sirven para la labor gubernamental. No hay que seguirlas a pie juntillas, porque quien eso hace, pierde la perspectiva, deja de lado su liderazgo y se deja llevar por la “dictadura” de la mayoría, a través de las percepciones que se reflejan en las encuestas.
Siempre he utilizado las encuestas para enterarme de las opiniones de la población sobre temas importantes, como los electorales. Y cuando estuve en la Presidencia de la República, hice esfuerzos para no desligarme del sentir mayoritario de la gente, haciendo estudios de percepciones sobre los más variados temas. Nunca dejé de enterarme directamente, a través del contacto con la gente, pero sin olvidar la visión global, holística de los acontecimientos, que podía obtener a través de las encuestas.
Siempre he hablado de las encuestas positivamente. Pero hay que cuidarse de los excesos. En una ocasión escuché a Felipe González, el ex Presidente del Gobierno español, decir que había que cuidarse de las encuestas. Dedicarse a trabajar en función de las encuestas hace perder las riendas del gobierno, de las políticas públicas y de cualquier proyecto.
Respeto mucho a los profesionales que se dedican al laborioso trabajo de predecir lo que viene social o políticamente. Equivocarse es fácil, y eso hace perder el prestigio a cualquiera. Para ganar credibilidad hay que contar con mucha experiencia, con un gran equipo de apoyo, y hasta con equipos de seguridad que vigilen y cuiden la toma adecuada de las muestras. Todo el mundo sabe que en este país se hacen diabluras para dañar imágenes y reputaciones, y para torcer los resultados de la intención del voto o las simpatías de las personas.
Hago este preámbulo, que lo considero necesario, para decir que en el caso del Partido Revolucionario Dominicano, la mayoría de las encuestas independientes, bien realizadas, técnicamente impolutas, han dado resultados que favorecen nuestras aspiraciones a la postulación presidencial para el 2012. No nos hemos involucrado en manipular o engañar a los medios de comunicación ni al público, con resultados fabricados o manipulados. No somos políticos mañosos, que se satisfacen con el autoengaño.
Luego de la alianza con el sector que encabeza Luis Abinader, decidimos realizar una encuesta que registrara el deseo de los simpatizantes, miembros, militantes del PRD, y para ello contratamos una empresa reconocida, el Centro Económico del Cibao, que preside Leonardo Aguilera. Sus resultados no dejan lugar a dudas: 57.1% de los perredeístas favorece que yo sea el candidato presidencial del PRD, ante el 41.8% que desea que esa candidatura la encarne Miguel Vargas.
Otras encuestas, sin ninguna vinculación con el PRD, como la ASISA, Benenson, y otras firmas que han realizado encuestas pagadas por grupos empresariales, incluso algunos vinculados a candidatos de otros partidos, registran el fenómeno político que representa nuestro retorno como precandidato del PRD. Al momento de salir con mi proyecto, Gallup Dominicana, que elabora encuestas para Hoy, registró que mis simpatías estaban en un 7% entre los perredeístas, y de pronto pasó, en julio del año pasado, según la misma Gallup, a 43%, frente a 36% de mi contendor más notorio.
No soy esclavo de las encuestas, y no le aconsejaría a nadie que lo sea. Veo precandidatos que se gastan fortunas en promover encuestas con resultados dudosos, que a la corta o a la larga, serán efímeros. Toda encuesta de preferencias electorales, aunque pase rápidamente al olvido, se enfrenta a la realidad de los resultados electorales. Se puede mentir una semana, un mes y hasta un año, gastando dinero a borbotones, pero el resultado es inaplazable con el momento de la decisión electoral.
Por eso, no es correcto invertir millones de pesos en promover encuestas fallidas, en decir a la gente que se está ganado. Es echar el dinero por la borda. Lo correcto es promover propuestas, ideas sobre el gobierno, el compromiso de lo que se hará, para que la gente decida por el contenido y no por la promoción de que se va a ganar. ¿A quién se quiere atraer con esa propaganda? ¿Qué aporta la divulgación de una encuesta elaborada, amañada, en una campaña electoral?
Creo que la competencia interna en el PRD, más que con la publicación de encuestas, tendrá su revelación con los resultados de la convención. Los perredeístas han dejado claro que quieren retornar al poder, que quieren hacer un gobierno de contenido social demócrata, de vocación democrática, con políticas al servicio de los pobres, de la gente de trabajo en el campo y en la ciudad, de los productores y exportadores. Eso es lo que el país reclama y está claramente expresado en las encuestas, y eso es lo que nosotros trataremos de llevar al nuevo gobierno que encabezaremos.
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