Haber sido criado por su abuela Emma, quien pertenecía a la Orden Rosacruz, practicaba yoga y defendía los derechos de la mujer, debe haber marcado la personalidad de Rubén Blades, quien aprendió de la mamá de su padre que jamás debía bajar la cabeza.
Ella – quien lo cuidaba mientras sus padres trabajaban– era tan diferente a las mujeres de su época que creía que sus hijas necesitarían más credenciales académicas que sus hijos y por eso las envío a la escuela. Así que crió a Blades con una visión inusual para su tiempo: lo animó a pensar por sí mismo y a no creer en convencionalismos.
Quizás eso, llevó al joven Rubén a mudarse a Nueva York, a emplearse en el departamento de correspondecia del sello disquero Fania Records, a pesar de que tenía dos títulos universitarios de su natal Panamá bajo el brazo. Uno en ciencias políticas y otro en derecho. Pero, prefirió seguir su sueño y contar sus historias y reflexiones sociales a ritmo de salsa, que ser un abogado sentado en una oficina y andar gastando zapatos de nueve a cinco.
No pasó mucho tiempo para que el talento del muchacho del correo saltara ante los ojos de músicos como Ray Barreto y Larry Harlow. Lo demás es historia. Su mancuerna musical con Willie Colón lo llevó a recorrer los escenarios del mundo entero. Juntos grabaron inmortales temas como “Pedro Navaja”, “Paula C”, “Pablo Pueblo” y “Tiburón”, entre muchos otros.
Rubén Blades logró lo que nadie había podido: hizo pensar a la gente mientras bailaba a ritmo de congas y tumbadoras. Le cambió la cara a la salsa. Y tal como dice una de las estrofas de su famoso tema “Pedro Navaja”, con “el tumbao que tienen los guapos al caminar” se sigue adueñando del público y de los escenarios a nivel mundial porque para él: “no hay escenarios grandes ni pequeños. Pensar de esa manera, sería faltarle el respeto al público y a uno mismo. Si usted es un professional, toca con tanta entrega así hayan dos personas o 200 mil”. Sin embargo, reconoce que hay ciudades con las que se siente un vínculo afectivo muy fuerte, como Nueva York, donde se presentará junto a Gilberto Santa Rosa, en el espectáculo “Una sola salsa”, este sábado 26 de febrero en el Lehman Center.
“Nueva York significa mucho para mí, porque siento que ahí he vivido momentos muy importantes en mi carrera musical”, a la que regresó hace menos de dos años con el disco Cantares del subdesarollo, con la que se ganó otro GRAMMY.
“Yo no le dije que no a la música, le dije que sí a mi país”, le comentó el cantautor panameño de 62 años a PeopleEnEspañol.com para referirse al período en el que sirvió como Ministro de Turismo de Panamá, durante el gobierno de Martín Torrijos.
Ni titubea, ni acepta como chiste que se le pregunte si ya se curó del vicio de la política. “Eso no es un vicio, es un deber cívico”. De hecho, asegura que en el 2012, regresará a las aulas universitarias para cursar un doctorado en la Universidad de Columbia en Nueva York. “Quiero completar el ciclo que inicié en Harvard”, dijo el prolífico músico quien cursó una maestría en derecho internacional en la prestigiosa universidad estadounidense.
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