No se cambia con lo mismo
La encuesta realizada entre el 28 de enero y el primero de este mes por Bendixen & Amandi, firma entre cuyos clientes se incluyen el Banco Mundial, la ONU y Barack Obama, reveló que el 57% de la población considera que esta administración agonizante es corrupta.
Conscientes de la necesidad de desmarcarse del desfavorable concepto que se tiene del gobierno, los estrategas de Danilo Medina sepultaron el lema “Continuar lo que está bien”, pues nada menos que el 65% de los dominicanos piensa que aquí todo anda mal.
Así las cosas, el candidato oficialista ha empezado a promocionarse como “El mejor cambio, el cambio seguro”. En las seis palabras de su nuevo eslogan se repite la palabra “cambio”.
Ahora bien, ¿representa Danilo algún cambio? Veamos: el director de su campaña es el actual ministro de Turismo, quien durante el cuatrienio 2004-2008 estuvo en Industria y Comercio; su compañera de boleta es nada menos que la esposa de Leonel Fernández, quien lleva 12 largos años como inquilino de Palacio; a su alrededor medran Euclides, Pina Toribio, Vincho, Alejandrina, Bauta, Alma Fernández, en fin, la misma gente que se ha despachado con la cuchara grande en las tres administraciones del PLD, y que según Danilo han sido los únicos que han gobernado bien.
¿En qué estribaría, pues, el cambio que él promueve? En la remota eventualidad de que se impusiese en el certamen del 20 de mayo, ¿no seguiría desprovista de contrapesos esta frágil democracia que nos gastamos? ¿Nos seguirían controlados todos los poderes del Estado por el grupo político al que pertenece? Pero más aún, ¿quiénes serían sus funcionarios? Dejémonos de boberías, que no se cambia con lo mismo.
Si su carreta la tiran los mismos agraciados de esta gestión moribunda, Danilo puede exhibirse como lo que él quiera excepto como representante del cambio.
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