Mi opinion politica.
Aparentemente el cantante Héctor Acosta, tiene un
gran dilema y, el que por falta de un asesoramiento no ha podido estructurar
como ser humano, como figura publica.
El cantante del “Anillo”, sostuvo la tarde de
este miércoles, un encuentro con la prensa para de manera pública pedirle
disculpa a los radiodifusores Pedro María Jiménez y José Aníbal Aquino a
quienes durante el desarrollo de la campaña política se comporto con estos de
una forma despiadada por haberles coartados por separado, la libertad de expresión
a varios comunicadores sociales, cerrando en plena campaña algunos programas de radio y televisión.
Podríamos preguntarnos, ¿Qué busca Héctor Acosta detractándose
frente a una realidad pero sobre todo, enfrentando un problema propio de los
propietarios de estos espacios a los cuales, poco les importo que los
silenciaran en pleno proceso eleccionario, poco les importo que les violaran
sus derechos constitucionales?
Héctor Acosta, en su momento procuro decir las
cosas como eran pero hoy la dice de otra manera simple y llanamente porque lo único
que ha sabido es complicar su accionar con su pueblo porque al parecer vive en
una madeja de enredos institucionales muy difícil de ajustar a su dinámica social.
Se puede pensar, que el cantante Héctor Acosta ha
venido mirando el panorama político y social de Monseñor Nouel, al revés,
adoptando los parámetros de otras realidades, este no se ajusta a los planes que
traza Bonao por lo tanto, no logra alcanzar lo que busca.
Sabemos que no somos una comunidad educada, ni
siquiera en lo más básico pero lo muchos, hasta el Diablo lo ve, Héctor Acosta,
no ha construido un liderazgo que amerite la atención empresarial de Monseñor
Nouel, al grado, que nadie presto atención a sus aceptadas declaraciones contra
Pedro María Jiménez y José Aníbal Aquino, tanto así, que sus discos continuaron
sonando en sus estaciones de radio entonces, ¿Cuál es el bulto?
Es tiempo de que Héctor Acosta decida lo que en
realidad quiere ser o alcanzar es un dilema que debe resolver y dejar de dar
palos a ciega.
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