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Arrancando el 2010 el gobierno calentó la pista subiendo abusivamente los precios de los combustibles, luego de que en 2009 se perdieran casi 100 mil empleos y fuera el año más malo para la población, a pesar de que las autoridades hablan de un crecimiento económico de 3.5% y del impacto positivo de una cartera de prestamos por encima de los 37 mil millones de pesos que calentaron la economía.
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A esos abusivos precios de los combustibles y la pérdida de empleos, se agrega el reto de organizaciones populares y comunitarias en contra de las operaciones de la minera Barrick Gold en Cotuí.
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Comunidades del interior así como de las capital condenan las alzas que se han producido en el transporte y los alimentos después del reajuste de los precios de los combustibles. La población teme que en el 2010 se ponga en marcha un paquete fiscal que eleve aún más los precios de los bienes y servicios.
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Producto del alza en el precio del petróleo, hay funcionarios que hablan hasta de la posibilidad de reajustar la tarifa eléctrica.
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A esto se suma la reducción de ingresos del gobierno por la pesada carga del servicio de la deuda externa y la reducción en un 30 por ciento en la producción nacional.
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