Quienes creían que las propuestas artísticas de las nuevas intérpretes dominicanas era una cuestión de moda o algo pasajero, hoy se han convertido en ofertas creíbles y de competitividad en el mercado.
Sólo necesitaron de los nuevos sonidos y fusiones urbanas para que el público las aceptara y les diera su visto bueno. Intérpretes del dembow, el reguetón, el merengue de calle y hasta fusiones de bachata compiten en el mercado como unas novedosas ofertas y son parte importante del negocio de la música dominicana.
Ellas se han convertido en el atractivo de los conciertos multitudinarios o las famosas tarimas. Esta vez, más que una gran propuesta musical de calidad, exhiben una despampanante imagen a la vanguardia, que no tiene nada que envidiar a estrellas internacionales.
En esta competencia entran Melymel, Alexa, Milka la más dura y La Materialista, quienes se unieron este mes para una gira y se hicieron llamar “Las 4 fantásticas”.
A esta lista también se suman Juliana O’ Neal y Yasmina. Todas ellas compiten en reales condiciones. Otras cantantes como Angie y La Potranca a pesar de que salieron al mercado no han podido continuar como las demás.
Juliana es la única merenguera urbana y Yasmina se ha dado conocer en el género de la bachata con el tema “Bala perdida”. Su pegada la ha logrado gracias a la Internet.
Los nuevos medios de comunicación como la Internet han sido parte importante para que la nueva generación de cantantes femeninas hoy gocen de un lugar privilegiado en el gusto popular; a esto también se suman las nuevas tendencias musicales en las que han incursionado las jóvenes intérpretes del género urbano y fusiones.
Al hablar del tema para este periódico, el año pasado, Luis Medrano, conocedor del mercado musical y quien en los años 90 fue el mánager de Miriam Cruz, entiende que el resurgir de las cantantes femeninas no ha sido solo en la música urbana y las nuevas fusiones musicales, también están dando la batalla en la bachata y el merengue típico.
Medrano cree que este renacer artístico femenino es el resultado de la aceptación que han tenido las nuevas exponentes de las ofertas musicales que generalmente son consumidas por la juventud de hoy. Parecería que los tiempos en que los empresarios se negaban a manejar a las cantantes, por todos los problemas que implicaba trabajar con mujeres, quedaron atrás.
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