El Mayimbe mostrando su lado humano

Doña Inocencia Vargas Vda. Medrano es fanática de Fernando Villona desde que el artista participó en el Festival de la Voz en 1972. Para esa época la dama contaba con 69 años de edad y desde entonces el merenguero ha sido “su niño mimado”, aunque nunca lo había tenido en sus brazos hasta la pasada semana cuando celebró el centenario de su nacimiento.
“La presencia de Fernandito ha sido una cosa emocionante y una bendición en los 100 años de mamá”, expresó sonriente una de los ocho hijos de Inocencia ante la llegada del intérprete de “Porque eres linda”, quien acudió de “sorpresa” a la fiesta a solicitud de los familiares de la festejada. 
Doña Inocencia nació el 5 de abril de 1913 en Santiago de los Caballeros. Tiene 8 hijos, 14 nietos y 17 bisnietos. Había pedido de regalo la presencia de “El Mayimbe” en la celebración de sus 100 años, y aunque no lo pudo ver, por la ceguera que padece, pudo bailar un merengue con su ídolo y escucharlo cantar en un club de la capital.
“Me siento como una persona que Dios ha mandado para cumplir con un propósito. Ver bailar a un ser humano tan especial que cumplió 100 años fue una bendición única”, dijo Fernandito.
Como este caso, son frecuentes las peticiones de corte social que llegan a las oficinas de esta leyenda de la música dominicana. “El artista no solo se debe a su público en  el escenario cuando piden una canción, creo que nuestro deber va más allá, es ir en ayuda, es estar al lado en los momentos felices y en los más difíciles de la vida”, manifestó.
Momentos difíciles
Hay muchos casos que provocan las lágrimas de Fernando Villalona cuando los recuerda. Unos de ellos es la historia de su visita a Irenes Fernández en el hospital Luis E. Aybar, quien había pedido verlo antes de someterse a una operación contra un cáncer en el hígado. “Fue su último deseo, no quería morir sin verme, y desde que me enteré de su fallecimiento eso me ha marcado para el resto de mi vida”, manifestó.
“Cada caso lo hago con amor, porque, más ahora que estoy con el Señor de una manera más directa, siento el deber y la obligación de hacerlo porque realmente algo Dios me ha dado y por eso ellos acuden a mí”, entendió. Ese día en el hospital, otros enfermos fueron bendecidos por Villalona, quien oró y pidió por su pronta sanación.
Hace tres décadas ofrece su respaldo de diferentes formas a la Escuela Nacional de Ciegos. Cada diciembre, el merenguero  lleva alegría a los invidentes del país, a los que les celebra la fiesta navideña.
“Fernandito es un hombre fiel y leal. Y esto lo ha demostrado durante 29 años consecutivo trayéndonos alegría incondicional. Su humildad y legado vivirá por siempre entre nosotros”, dijo Manuel Abreu en la última fiesta.

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