De acuerdo con la psicoterapeuta, cuando los
adultos utilizan música en un ambiente escolar infantil o en casa sin
considerar el objetivo formativo “están exponiendo a los menores a un tipo de
abuso que provoca un desarrollo precoz e inadecuado”.
Los adultos y docentes, indicó, deben “respetar
el desarrollo físico y emocional del infante”, sobre todo en momentos en que se
vive una “crisis de valores sociales” y se prioriza “un modelo de éxito basado
en los atributos físicos”.
Este fenómeno musical, aseguró, está provocando
una gran ansiedad tanto en niños como adultos, “ya que los modelos sociales que
se presentan son inexistentes e inalcanzables”.
La especialista estimó que “la propuesta musical
utilizada en las escuelas debe pasar por un análisis”, a fin de promover el
aprendizaje y la diversión.
En cuanto a la educación en casa, consideró
“indispensable” generar una interacción emocional sana y equilibrada, así como
fomentar la convivencia entre todos los integrantes de la familia, “adecuándose
a las formas de aprendizaje infantil”.
“El mundo es terrorífico cuando no sabemos
quiénes somos ni en qué lugar estamos situados”, dijo Muñoz, quien resaltó la
importancia de la convivencia de los niños “en un medio que fomente la
identificación con modelos positivos, sanos, equilibrados y estables a seguir”.
Cuando menores de 12 años escuchan música
hipersexualizada, “se vulnera su capacidad de desarrollo porque no comprenden
el significado de las letras y las imágenes complejas, agresivas o sexuales”,
explicó.
Entre los 2 y 7 años, los niños aún no tienen la
capacidad para manipular información o poder concluir si una canción es
favorable o desfavorable para ellos, ni “tampoco para discernir si ese es el
contexto en el que viven”, sostuvo.
Ello empieza a cambiar entre los 7 y 12 años,
cuando los niños utilizan la lógica para llegar a conclusiones válidas en
situaciones precisas, específicas, delimitadas y bien definidas, aunque aún
requieren de ayuda de un adulto o de un ambiente formativo para entender la información
del entorno.
Según la psicóloga, es hasta los 12 años cuando
“un niño tiene la capacidad para entender que el reguetón corresponde a una
expresión artística y personal, dirigida a un público definido”.
“Este proceso psicológico” está ligado con la
creación de la identidad del ser humano y “la música es uno de los factores más
importantes para ello”, por lo que los niños “requieren estímulos sanos que les
proveerán herramientas para entender este mundo tan complejo lleno de
simbolismos”, señaló.
“Las canciones hipersexualizadas son violentas y
restringen la perspectiva del planeta, mostrándonos una pequeña parte de él;
existen una variedad de géneros musicales que podemos utilizar para cada etapa
del desarrollo”, aseveró.
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