Está previsto que el 24 de agosto se implemente la Fase 4 que tiene que ver con el inicio de las actividades del entretenimiento luego de la paralización establecida por el gobierno a raíz de la pandemia del COVID-19.
No solo la escena local se ha visto seriamente lacerada por el coronavirus. Se trata de una sequía mundial que arrinconó a empresarios, cineastas y a los artistas.
Aún muchos países no han establecido las normas que regirán la apertura de centros de diversión, sin embargo las áreas responsables ya barajan como sería la “covidianidad” en esos establecimientos.
Diario Libre le tomó el pulso a la situación local al consultar a protagonistas de la industria que han desarrollado una agenda en distintos escenarios.
El veterano empresario y productor artístico Luis Medrano, considerado por muchos como un gran apoyador del talento nacional, fijó su posición sobre el tema, así como el destacado productor artístico Guillermo Cordero y los empresarios Gamal Haché y Amable Valenzuela.
En la conversación los productores no están claros que podrán hacer su “agosto” cuando el gobierno de luz verde para que comience a funcionar el entretenimiento.
Por tal razón, Luis Medrano consideró que el país encara muchos retos luego del COVID-19.
“Como el COVID-19 llegó sin avisar, el sistema comercial dominicano que estaba floreciente recibió una estocada mortal porque el 100% de todos sus negocios están sustentados en los préstamos bancarios y el gobierno a través sus diferentes programas.
El coronavirus nos ha dejado con muchas deudas, pero además tenemos un sistema tributario que está enfocado en mantener la estabilidad, sin embargo si las empresas del sector privado y el propio gobierno pagaran a tiempo este país estuviera volando más.
La empresa que más temprano paga lo hace entre 60 y 90 días laborables y no he entendido que el Estado no se ha dado cuenta lo que le perjudica que un gran sector privado pague entre cuatro y seis meses, lo que nos está generando un problema porque desde que emitimos una factura debemos pagar el ITBIS”, reflexionó Medrano para referirse a la situación.
Al hablar de la llamada economía naranja que mueve el entretenimiento, la que Medrano prefiere llamar como “economía frágil” aseguró que es tan sensible que un productor puede tener un espectáculo montado con un gran artista y si la gente se entera que puede caer una gota de agua, el público decide no salir. “El espectáculo se queda vacío.
Debo decir que si el gobierno ya tomó la decisión de reabrir la parte que corresponde al entretenimiento, debería realizar una consulta con las asociaciones que agrupan a los diferentes establecimiento del área para establecer una norma que no perjudique a nadie y beneficie a la apertura.
Esa una decisión que debe ser ponderada porque no se hace nada anunciando que vamos abrir. Por ejemplo, si vas a hacer un espectáculo en Bellas Artes que tiene un número determinado de asistentes, no es posible hacer un evento para 175 personas porque no se podrá cubrir nada”, abogó.
Medrano consideró que a eso hay que agregarle a una eventual apertura el tema de los patrocinadores quienes lo que buscan es tener un retorno de la inversión en imagen y también tener la oportunidad de comercializar sus productos. “Muchos patrocinadores invierten por la sostenibilidad de la cultura. Sin embargo, tenemos que tener muy claro cuales serán las reglas”.
Desde el vehículo
Veterano al fin, Luis Medrano avanzó que ya trabaja en el diseño de montajes que le permitan al público disfrutar de sus espectáculos desde sus vehículos, sin embargo reconoció que aún faltan detalles por afinar en esa dirección.
“Yo estoy viendo una opción para que la gente asista en sus vehículos, pero para eso debemos contar con toda una logística automatizada para garantizar la integridad de la gente que va más allá del consumo de los productos y todo lo que conlleva estar en un lugar con esas características.
El futuro del entretenimiento no es incierto, sino que valga la pena hacerlo por el tema sanitario, porque hay que priorizar la protección de la gente. El éxito va a depender del control sanitario, la capacidad que se establezca y la buena conducta de la gente, porque todos queremos bailar como lo hacíamos hace tres meses. Hay que abrir, pero cada quien tiene que cuidarse mutuamente”, refirió Luis Medrano.
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