Con una armada de bailarinas negras y un grito a favor de la igualdad
de género y del fin de la violencia racial, una Beyoncé política y
reivindicativa revolucionó las palpitaciones del público de Londres,
donde presentó esta noche su nuevo álbum "Lemonade".
Reino Unido es la primera parada europea de su gira "Formation World
Tour", con la que la diva estadounidense de 34 años desafiará los
decibelios del Estadi Olímpic de Barcelona el 3 de agosto.
Tras agotar las entradas en diez minutos, los devotos y entregados
fans, que se concentraron en el estadio de Wembley -con capacidad para
90.000 personas- cantaron junto a la todopoderosa artista los temas de
su sexto disco, en los que se descubre como una mujer traicionada y
menospreciada por la supuesta infidelidad de su marido.
Feroz, colosal y majestuosa, Beyoncé salió al escenario para ofrecer
durante dos horas y sin fallar ninguna nota, un espectáculo magnético,
memorable y, sobre todo, visual, que se concibió como un videoclip en
directo.
Ni un varón y ni una persona blanca la acompañó en escena, lo que
supone una declaración de intenciones de una mujer imparable, que abrió
el espectáculo con "Formation", un tema con el que critica el abuso
policial de Estados Unidos sobre la comunidad negra.
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