El censo recientemente finalizado debió servirle de importancia al país dominicano en el interés de saber cuantos somos, que tenemos, hacia donde debe encaminarse el desarrollo social de cada uno de los munícipes nacionales y, el que desde el principio debió tener la mayor atención del presidente de la República Dominicana el doctor Leonel Fernández.
El censo dominicano fue tomado por las autoridades competentes como una especie de bulla farandulera en que cuando se involucran millones de dineros el ruido es enorme y el que mucha veces terminan esos grupos desinflados resultando mucha espuma y poco chocolate.
En Bonao, las protestas han estado a la orden del día donde los endeudados han tenido que tomar las calles para exigirles al gobierno el pago de su dinero, incluso, han procurado paralizar la autopista Duarte con montones de neumáticos encendidos lo que pone en peligro a los transeúntes que hacen uso de esa vía lo que gracias a la intervención de la policía nacional, no hubo consecuencias que lamentar.
Todos las demandas de pago se están realizando poniendo en peligro a la ciudadania indica que el gobierno esta disfrutando dichas acciones porque si en realidad no había dinero para poner en ejecución el censo, porque hubo que precipitarse, ¿Para que los organismos internacionales no echaran para atrás sus aportes? debieran explicar verdaderamente ¿que esta pasando frente a esta situación pues al parecer los acreedores no están por coger corte con sus cuartos.
Como se sabe la necesidad tiene cara de hereje y, es en ese tenor que están la mayoría de hombres y mujeres que trabajaron en el censo donde hay mas mujeres soltera y con hijos que hombres con compromisos de hogar y cualquiera diría, que por esos chelitos no hay que hacer tanta presión pero se trata de una deuda que se tiene con familias pobres y en crisis.
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