El saxofonista Crispín Fernández manifestó este domingo que
la identidad de un pueblo, la crea el mismo pueblo, en el sentido de
que no es relevante si el merengue tiene raíces africanas, lo importante
es que el dominicano lo haga suyo.
“Igualmente pasa con la bachata, somos creadores de nuestra
identidad”, manifestó al participar en “Los Sabios en la Z”, cuyo
contenido estuvo orientado al merengue como ritmo nacional.
Según argumentó, muchas personas asumieron como una maldición cuando
el acordeón reemplazó a la guitarra en el merengue (por tener este
instrumento menos recursos), sin embargo él lo defiende con entereza al
precisar que con el acordeón no se puede expresar tristeza.
“Cuando llegó el acordeón, este no permitía expresar musicalmente un
tono triste o tonos menores, por eso yo lo considero una bendición,
para que el pueblo no tuviera que llorar sus calamidades o que si las
llorara, entonces lo hiciera en tono mayor”, expresó.
Para muchos músicos se trató de una degradación en término
estrictamente musical, mientras que para Ramón Alburquerque significó
grandes aportes en términos sociológicos.
Y para los detractores de la tambora, Crispín Fernández externó,
especialmente a los que conocen el patrón rítmico, la que lo importante
no es el instrumento sino la célula rítmica.
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