Charles Aznavour tenía condiciones poco propicias
para ser una estrella del espectáculo: era bajito, sin formación musical y con
un timbre de voz limitado. A pesar de todo, ha pasado a la historia como un
monumento de la "chanson française", a la altura de su amiga Edith
Piaf.
Aznavour, cuyos cabellos canosos le aportaban una
irresistible aura de veneración, falleció a los 94 años, y estuvo presente en
los escenarios hasta sus últimos días, reflejo de su tenacidad, con la que
superó obstáculos ante los que la mayoría habrían desistido.
Si su avanzada edad no le impidió seguir dando
conciertos, tampoco sus limitaciones de partida le frenaron para bordar una
excepcional carrera que le encumbró al olimpo de los cantantes de lengua
francesa, donde también están Johnny Hallyday (1943-2017), Serge Gaingsbourg
(1928-1991), Jacques Brel (1929-1978) y la propia Piaf (1915-1963).
"¿Cuáles eran mis puntos débiles? Mi voz, mi
estatura (no llegaba a 1,65
metros), mis gestos, mi falta de cultura e instrucción,
mi falta de personalidad", reconocía Aznavour, autor de temas como
"La Bohème", "Emmenez-moi" o "She".
"Pero tenacidad no me faltaba y fue eso lo
que compensó", explicaba el compositor e intérprete, que vendió en vida
más de 150 millones de discos todo el mundo, tenía más de 1.200 canciones y más
de 250 discos publicados.
Nacido en 1924 en la calle Assas de París, cerca
del jardín de Luxemburgo, con el nombre de Shahnourh Varinag Aznavourian, su
padre Mischa Aznavourian y su madre Knar Baghdassarian eran de origen armenio.
Se habían instalado temporalmente en la capital francesa mientras se preparaban
a emprender un viaje a Estados Unidos que jamás realizarían.
Los dos eran amantes del mundo del espectáculo, e
inculcaron el aprecio por la música, el teatro y el cine a sus hijos Aida y
Charles mientras alternaban trabajos en restaurantes y en el sector textil.
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