Luego de las fuertes declaraciones a través de
una cadena de radio y televisión de Reynaldo Sánchez, contra las autoridades del Municipio de Bonao, en la que los declara incompetentes y
analfabetas se deja entendido, que en los próximos días éste también quitara el
despliegue publicitario ya montado para transmitir desde la zona del carnaval.
Reynaldo Sánchez anunció que no será parte del
desastre que resultará el carnaval este año, lo que le coloca en un callejón sin
salida frente a la comercialización interna que realiza dentro de la zona de
estas fiestas y la que de manera desinteresada le permite Luis Medrano.
La rabia al parecer ha cegado a Reynaldo Sánchez
y lo ha llevado a molar cuchillo para su propia garganta, pues resultaría muy
cuenta arriba el que luego de este lanzar tanta basura e improperios a las
principales autoridades municipales, verlo recogerlas como si nada hubiese pasado
eso seria de inmoral, usted enfrentar y
amenazar al comercializador del carnaval, de llamar analfabetas a los regidores,
de alegar ilegalidad la elección de José
Sosa, como presidente del Carnaval, llamar delincuentes a los que no están de
acuerdo con sus ideas como que cuesta mucho verlo transmitiendo dentro del
colorido carnavalesco.
Sería más que una vergüenza una deshonra para Piro
Espinal, Dilenia Tineo, Martín Castillo,
para los presidentes de grupos como Las Vacas, Los Guacamayos, Los Malos, Las Mariposas
y otros, quienes no han sabido frenar las desacertadas declaraciones de Reynaldo
Sánchez quien a la vez, no ha querido
someterse a una elección libre dentro de Cocabo, es, por lo que a partir de este
sábado 5 de enero, esa publicidad debe ser engavetada por respeto a estas
personalidades.
Ojala y seria penoso ver a Reynaldo Sánchez,
tan siquiera sentado en la acera del frente llorando como un niño chiquitito,
lo que no supo defender como hombre, solo por mostrar cobardemente una valentía
efímera delante de un micrófono olvidando, que si en el mundo impera un arma letal capaz
de matar y hundir honra, es el micrófono dentro de una cabina de radio o de televisión,
aparatito que por el peligro que representa, no puede ser puesto al servicio de
quienes no poseen ética ni profesionalidad en su uso.
De hacerlo, estaríamos frente a un degenerado
mental capaz bañarse con sus propias heces fecales.
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