La nueva directiva del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Prensa, SNTP, Filial Bonao, ha anunciado dentro de su programa de gestión,
el rescate del ya desacreditado Premio Espiga de Oro, idea maravillosa si se contara con un material
humano de calidad en el desempeño de sus funciones y dentro de la comunicación
social especialmente el periodismo tanto escrito como radiofónico y televisivo.
Desde hace 10 años atrás, el Premio Espiga de Oro,
ha venido perdiendo el significado de la motivación incluso, para los propios
miembros del gremio sindical, debido a que sus organizadores fueron desconociendo
el valor y el estímulo que este fomenta en quienes competían en sus distintos renglones.
La pasada directiva se encargó de darle
sepultura al Premio Espiga de Oro, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Prensa, por lo que para levantarlo del pantano en que se encuentra, los nuevos
directivos tendrán que transitar un camino completamente minado de explosivo
dado el descrédito pero sobre todo, sin
esperanza de encontrar la calidad que se amerita para ser bañado con una presea.
Tan ignorantes fueron los organizadores del
premio Espira de Oro en los últimos diez años, que al no encontrar a quienes
premiar, se premiaron ellos mismos, convirtiéndose en juez y parte a la vez,
algo que raya en la falta de ética profesional.
Los electos directivos deben entender, analizar que rescatar el Premio Espiga de Oro,
no es confeccionar un listado de nominados y premiar algunos de ellos, entender, que eso es lo que le ha hecho daño
al premio por lo tanto, no debe ni pensarse en éste porque al final, se
continuara cualquierizando la premiación.
Es hora de cambiar la política de
reconocimiento y premiación en el SNTP, hasta tanto su propia materia prima no
decida ejecutar acciones que le libere del analfabetismo en el que se encuentran,
los comunicadores y periodistas en Monseñor
Nouel, no se preocupan ni por leer ni escribir, factores mas que esenciales
para que un gremio sindical caiga en el descrédito de la sociedad, vamos a
invertir en educación y formación de nuestro comunicadores asegurándonos de
esta manera estar bien representados en cada evento cultural, folklórico y
circulo de intelectualidad que nos toque formar parte. Eso no es mucho pedir.
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