Adiós al Artístico: Un maestro de la escultura que quiso ser alcalde para “reinventar” La Romana

José Ignacio Mora­les, conocido co­mo “El Artístico”, el escultor de hie­rro más famoso en toda la historia del país, quien le perdió a la bata­lla al coronavirus en la ma­drugada del martes, no lle­gó a ver dos de sus grandes sueños realizados: servirle a su pueblo desde la alcal­día y construir un museo submarino en el área de Bayahíbe.

El consagrado romanen­se, batallador y visiona­rio, logró levantar con su taller, una escuela donde centenares de jóvenes que deambulaban por las ca­lles aprendieron el oficio y alcanzaron la superación, como parte de los progra­mas que él concibió, desde la fundación que lleva su nombre.

José Ignacio, quien le­vantó el gigantesco reloj del Boulevar de la 27 de Febre­ro, a quien la muerte sor­prende poco después de participar de una contienda en la que aspiró a la alcal­día del pueblo que adoró, que soñó devolverle en rea­lizaciones, siempre tenía proyectos y anhelos, que comentaba constantemen­te y para cuya realización se apoyaba en sus excelentes relaciones, producto de su calidad humana.

La pegada de sus origi­nales diseños alcanzaron fama nacional e interna­cional, logrando que im­portantes cadenas hotele­ras y figuras del ´jet set´ lo escogieran como favorito para decorar salas, patios, entradas y ambientes en diversas partes del mundo.

Laborioso, emprende­dor, consagrado y con mu­cha pasión, El Artístico le hizo trabajos y despachaba constantemente con figu­ras como Oscar de la Ren­ta, Robert Redford, Do­minic Bluhdorn, Roberto Copa, Ariela Storniolo, Da­nilo y Tony Claro, Haward Parnes, Clara Morales, Bren Simon, Mica Stergun

Para José Ignacio no pa­recía ser lo más importan­te el dinero. Sus amigos cercanos y familia le insis­tían en esa parte y como todo ´artista soñador´ po­nía más empeño en quedar bien y era la parte románti­ca de lo que hacía su satis­facción.

Su oficina y taller, a la entrada de La Romana, evidencian sus denodados esfuerzos, pensando siem­pre en ser modelo para im­pulsar a la nueva genera­ción en base a un trabajo honesto, sin caer en accio­nes indebidas.

Con su partida, quedan dos de sus sueños más im­portantes: la transforma­ción de la ciudad de La Romana, con entradas y varios centros vocaciona­les a la altura de su impor­tancia turística y el sueño de un museo submarino en las orillas de Bayahíbe, pa­ra lo que contaba con apo­yo de importantes figuras del país.

El Listin Diario.

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