El presidente de la República, el doctor Leonel Fernandez, sin lugar a las dudas fue objeto el pasado jueves 13, de uno de los atracos de los que ya estamos acostumbrados a ver en el país que dice gobernar, lo atracaron los dueños del transporte lo que de manera inteligente se han convertido en el arma de mayor potencia en la humanidad, el chantage.
Los transportistas fueron al Palacio Presidencial y asaltaron una de sus bobedas aun conociendo que los recursos guardados allí, les corresponden a un pueblo empobrecido a un pueblo que bajo esas condiciones de miseria en que esta sumergido debe pagar sus erarios y al costo que le complazca a su gobernante.
El doctor Leonel Fernandez, a preferido ceder al chantage de los dueños del transporte en la República Dominicana dotando a estos grandes empresarios de viviendas y villas, de lujosos y caros vehículos y sobre eso, abastecerlos de combustibles, lo que no hace con los sectores de mayor pobreza de su nación que si son obligados a pagar altos impuestos en su diario vivir y todo, porque este no tiene una política definida de transporte en el país con la cual pueda enfrentar como gobierno todo tipo de chantage de los transportistas.
Mientras los dueños de transportes asaltaron al doctor Leonel Fernandez en pleno Palacio Nacional el pasado jueves 13, teniendo este que entregar la bolsa o la vida, unas cuantas horas después de la nación haber conocido sobre este acontecimiento de asalto y secuestro de que fue objeto el Palacio, se da a conocer un nuevo aumento en los combustibles derivados del petroleo como queriendo decir el presidente, "lo que me llevaron los transportistas debo recuperarlo imponiéndole a los verdaderos dueños del erario mas tasas impositivas dado que no puedo quedarme de brazos cruzados".
Con esta gentileza que tuvo el gobierno y el doctor Leonel Fernandez, con los transportistas, encontraron estos la formula exalta y mas rentable de hacer dinero fácil, solo deben hacer una parada en el Palacio Presidencial y con sus verborrea sindical, sin derramar una gota de sudor, sin tomar una pancarta ni levantar sus puños, sin montar un solo pasajero, sin tomar el volante de una de sus guaguas, el presidente le llena los bolsillos del dinero que le corresponde a todos los dominicanos a los verdaderos dueños del país, "los transportistas".
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